CLAUSUREMOS EL PAÍS Y CERREMOS EL PLANETA
LA DEMOCRACIA ES LA FUERZA QUE IMPULSA EL ORDENAMIENTO DEL EQUILIBRIO, LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL CRECIMIENTO COLECTIVO DE LA VIDA EN SOCIEDAD
En todo el universo del conocimiento y el desenvolvimiento profesional humanos, queda una inmensidad de variables pendientes del dominio técnico-científico, imposibles de dominar fuera del enmarcado divino, único, este capaz de superar dicha limitación.
Esta condición obliga la sociedad de los hombres a poner siempre una altísima cuota de fe en todos sus propósitos y proyectos, convencidos todos de que la única certeza absoluta reside en El ÚNICO, EL CREADOR, EL DIOS DE TODOS LOS DIOSES.
Fuera de sus propiedades, toda sorpresa es posible a Su Más Alta Voluntad, Cuentan quienes conocen un centro médico que opera en el exclusivo sector de Gascue, en el que hace un par de días ocurriera una inesperada y muy lamentable muerte de una paciente mientras era sometida a una cirugía, que en dicho centro, más allá de contar con una matrícula de profesionales de las más altas calificaciones internacionales, condición que cubre al cien por ciento de sus cirujanos, anestesiólogos e intensivistas. sus instalaciones y normas de calidad, obptemperadas religiosamente por sus sistemas de seguridad sanitaria.
Cierto es que los servicios prestados en esas condiciones, no son baratos y por tanto quedan fuera del alcance de la gran mayoría de nuestra sociedad, por cuanto muy escaso número de personas conocen las instalaciones de dicho centro y el de los profesionales que allí sirven.
Puede ser que en este conjunto de elementos de seguridad conformen la célula sanitaria que cumpla el más alto estándar imaginado en República Dominicana, compatible con cualquier otro a nivel mundial,
Sin embargo, ningún centro sanitario del universo conocido queda libre de los caprichos estadísticos reservados a la incapacidad humana que le reserva Dios a la imperfección humana.
Lo ocurrido en ese lugar puede ocurrir en cualquier lugar donde el Divino sea la máxima autoridad.
La truculenta aventura jurídica exhibida por nuestras autoridades en nombre de La Ley, sin observar la delicada prudencia con la que casos de tal delicadeza han de procesarse, desdice y maldice de la autoridad sanitaria dominicana, de su equilibrio emocional, de la virtud científica de sus procedimientos y sobre todo de su capacidad para prever el daño provocado en la confianza nacional en nuestros sistemas que operan con los más precisos escrúpulos médicos profesionales.
Todo lo exhibido, previa convocatoria de un centenar de camarógrafos y publicanos, nos anuncian la materialización de un evento fundamentalmente mediático, espectacular, para el entretenimiento masivo, para la exhibición circense llamado a alcanzar las más altas razones de comunicación para el divertimento pernicioso.
Si un caso de esta naturaleza, cumplidas todas las normas conocidas hoy por por el hombre y sus ciencias conocidas, implican la clausura del centro y la descalificación de toda su matrícula profesional, mejor resultaría, más abarcador, de seguridad por encima de la Seguridad Divina, clausurar El País, cerrrar el Planeta y echar las llaves a viajar por el espacio sideral.
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