CHATARRERÍA DEL PATRIOTERISMO Y LA MORAL DE HOJALATAS
LA DEMOCRACIA ES LA FUERZA QUE IMPULSA EL ORDENAMIENTO DEL EQUILIBRIO, LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL CRECIMIENTO COLECTIVO DE LA VIDA EN SOCIEDAD
El desarrollo de las técnicas del laminado metálico y de sus recubrimientos protectores contra las oxidaciones húmedas, alcanzó máximos utilitarios artesanales e industriales al ser descubierto el proceso de recubrimiento protector de la oxidación.
El proceso que para muchos usos funciona hasta hoy casi a la perfección, es utilizado ampliamente para la formación de láminas aplicadas a la construcción de latas, útiles para miles de usos. De esta aplicación deviene el nombre adoptado para nombrar las láminas del material: "hojalata".
Las láminas de hojalata sirven con gran utilidad como material resistente durante años, siempre que sus aplicaciones ocurran a temperaturas medioambientales o bajas. Sin embargo, si el sistema eleva sus temperaturas, las láminas de hojalatas ceden inmediatamente tanto a su consistencias físicas como a los ataques oxidantes bajo la humedad del aire.
La fortaleza moral del material humano laminado y enrollado como hojalata, suele responder de igual modo, Las láminas humanas sometidas dedicadas a servir en los medios ambientales tibios o refrigerados, resultan de altos rendimientos morales, sin embargo, tan pronto como son sometidos a calores capaces de sensibilizar sus resistencias, estallan por los pinches débiles de su laminado. porque generalmente, los laminados protectores están formados por metales blandos, pesados y tóxicos, incapaces de resistir los embates del calor moral de jornadas estresantes, propias de la resistencia demandada para recipientes distintos, los que son sometidos a cargas mayores y desafiantes.
En esos casos, la hojalatería común cede con dobleces a la tracción y a la oxidación total, convirtiéndose así en chatarras de hojalatas oxidadas, muy útiles sólo para ser refundidas y sometidas a afinamientos a través de procesos denominados de "altos hornos", de donde el metal servible será separado de las escorias oxidadas y sólo así volver a ser beneficiada la nobleza perdida de los metales.
Siempre queda esa esperanza, los patrioterismos morales que son sometidos al escrutinio de altas termperaturas como las alcanzadas durante los álgidos procesos de 1965, por ejemplo, quemaron y convirtieron en chatarras oxidadas toda la hojalatería que hoy mismo pretende resurgir con sus desvaneos nacionalistas.
Son los mismos que ayer sacrificaron a Manolo Tavárez y los mismos que hoy festejan el esclavizamiento propio, son los capaces de celebrar hasta su propia muerte con tal de ofender su propia sangre. Son las chatarras deformadas y oxidadas de la hojalata moral y patriotera.
.
El desarrollo de las técnicas del laminado metálico y de sus recubrimientos protectores contra las oxidaciones húmedas, alcanzó máximos utilitarios artesanales e industriales al ser descubierto el proceso de recubrimiento protector de la oxidación.
El proceso que para muchos usos funciona hasta hoy casi a la perfección, es utilizado ampliamente para la formación de láminas aplicadas a la construcción de latas, útiles para miles de usos. De esta aplicación deviene el nombre adoptado para nombrar las láminas del material: "hojalata".
Las láminas de hojalata sirven con gran utilidad como material resistente durante años, siempre que sus aplicaciones ocurran a temperaturas medioambientales o bajas. Sin embargo, si el sistema eleva sus temperaturas, las láminas de hojalatas ceden inmediatamente tanto a su consistencias físicas como a los ataques oxidantes bajo la humedad del aire.
La fortaleza moral del material humano laminado y enrollado como hojalata, suele responder de igual modo, Las láminas humanas sometidas dedicadas a servir en los medios ambientales tibios o refrigerados, resultan de altos rendimientos morales, sin embargo, tan pronto como son sometidos a calores capaces de sensibilizar sus resistencias, estallan por los pinches débiles de su laminado. porque generalmente, los laminados protectores están formados por metales blandos, pesados y tóxicos, incapaces de resistir los embates del calor moral de jornadas estresantes, propias de la resistencia demandada para recipientes distintos, los que son sometidos a cargas mayores y desafiantes.
En esos casos, la hojalatería común cede con dobleces a la tracción y a la oxidación total, convirtiéndose así en chatarras de hojalatas oxidadas, muy útiles sólo para ser refundidas y sometidas a afinamientos a través de procesos denominados de "altos hornos", de donde el metal servible será separado de las escorias oxidadas y sólo así volver a ser beneficiada la nobleza perdida de los metales.
Siempre queda esa esperanza, los patrioterismos morales que son sometidos al escrutinio de altas termperaturas como las alcanzadas durante los álgidos procesos de 1965, por ejemplo, quemaron y convirtieron en chatarras oxidadas toda la hojalatería que hoy mismo pretende resurgir con sus desvaneos nacionalistas.
Son los mismos que ayer sacrificaron a Manolo Tavárez y los mismos que hoy festejan el esclavizamiento propio, son los capaces de celebrar hasta su propia muerte con tal de ofender su propia sangre. Son las chatarras deformadas y oxidadas de la hojalata moral y patriotera.
.

0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio