FUERZA DE LA DEMOCRACIA

FUERZA DE LA DEMOCRACIA es el medio público através del cual procuramos expresar el pensamiento político de la Asociación Sin Fines Electorales, que en REPÚBLICA DOMINICANA nos congrega , bajo la denominación de FUERZA DE LA DEMOCRACIA ¡Por la Democracia Grande!, libres de otras ataduras distintas a la promoción de la DEMOCRACIA como paradigma de Sistema de Estado que asigna la responsabilidad de su destino a los pueblos mismos.

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Lugar: santo domingo, Distrito Nacional, Dominican Republic

miércoles, 19 de noviembre de 2014

PTE. LEONEL FERNÁNDEZ ACUSADO POR EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL

LA DEMOCRACIA ES LA FUERZA QUE IMPULSA EL ORDENAMIENTO DEL EQUILIBRIO, LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL CRECIMIENTO COLECTIVO DE LA VIDA EN SOCIEDAD



El TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, le ha trazado una pasada de gambito de la reina  al Presidente Leonel Fernández. Le ha colocado un peón envenenado sobre la ruta al que el propio ex-mandatario le ha hecho la corte. Aún sin realizar la captura intoxicada, nos parece que su última jugada, estructurada desde la sede de la OEA, aunque cargada de una estratégica inteligencia que sin duda alguna lo coloca en la mejor ruta del consenso que temporiza con el pensamiento político regional. Sus protuberantes críticas, certeras y contundentes, dirigidas contra la marca histórica del colonialismo ejercido por los imperios europeos y el norteamericano hasta los tiempos presentes, caracterizado por ataques desmedidos contra los más sanos procesos de democracia, soberanía y liberación de las naciones americanas, parecen haber buscado y logrado el aprecio de las democracias continentales más influyentes, en ruta hacia una muy posible nominación a la candidatura de la Sec. Gral de la OEA.

El Presidente Leonel Fernández es un experto en el buen uso de los signos hablados y escritos. Nunca tocó ese delicado "tick" en el texto de su discurso, lo evitó con el mismo fino tacto que evitó tocar el acápite 2), del Art. 18; de la Constitución Dominicana, vigente, que reza:  "Quienes gocen de la nacionalidad dominicana antes de la entrada en vigencia de esta Constitución", porque, francamente, este bendito acápite de Dios podía aguarle todo un discurso cargado de sabias reflexiones, verdades históricas, sentido revolucionario casi auténtico, elegante y casi convincente, apenas salpicado por esas muy contadas picaduras externas de trazas, sin embargo, todo quien haya sufrido alguna vez el asalto de una invasión de trazas, sabe que cuando éstas dejan ver cuando menos una sola picadura, la leña interior de la madera puede estar completamente corrompido, ello lo saben bien los ebanistas y carpinteros dominicanos.

El Tribunal Constitucional se ha pronunciado en torno a la irregularidad que recaería sobre el Presidente Leonel Fernández, al arrogarse, -en una supuesta franca violación a la Constitución-, para disponer  la confirmación de la incorporación del Estado Dominicano que sin mandato jurídico cnstitucional pondría bajo la jurisdicción de la Corte Interamericana para los Derechos Humanos, órgano operativo fundamental de la Convención Interamericana para los Derechos Humanos, como última instancia jurídica, en caso de controversia pública o privada en casos tipificados como violación a la Carta de la Convención Interamericana de los Derechos Humanos.

Los actos de violación a la Constitución cometidos por los Presidentes de los Estados, son perseguibles en cualquier momento de la vida de los presidentes, más allá de cumplido los períodos que cubran sus mandatos presidenciales. El Tribunal Constitucional deja una ventana abierta, ancha y franca a cualquier  desaprensión jurídica, política, civil o gubernamental que se proponga fastidiar un "poco más", al Presidente Fernández con cualquier acusación de moda (la moda que han impuesto los patriotas del nacionalismo santanista es la de "traición a la patria y usurpación de poder"), caso que independientemente de la impertinencia significada, no dejaría de rendir  los efectos propios del rociado de un puño de arena caliente hacia la cara de su víctima.

Imprudencia Total ha resultado ser una sentencia que parte de voluntades personales viciadas, argumentos jurídicos truculentos, retorcidos y bien merecidos de todos los peores referidos académicos nacionales e internacionales. Los mismos han causado a la historia jurídica de nuestro país todo el daño propio de la desconfiabilidad en nuestras flacas instituciones jurídicas, daño ante el defendido, daño ante los ofendidos y daño sobre los fementidos mismos autores del esperpento falso-jurídico emitido, el cual, de paso compromete el nombre de todos los dominicanos, en el entendido de que, naiden, fuera de nuestro propio ámbito social y político sabe ni tiene que saber que no somos todos los dominicanos los comprometidos con esas irresponsabilidades "patriótico-nacionalistas", inflamadas por las ínfulas de Don Roberto Rosario y Don Milton Ray Guevara.


     

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