CAPITALISMO, EDUCACIÓN Y DEMOCRACIA
LA DEMOCRACIA ES LA FUERZA QUE IMPULSA EL ORDENAMIENTO DEL EQUILIBRIO, LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL CRECIMIENTO COLECTIVO DE LA VIDA EN SOCIEDAD.
Si bien es ciertísimo que la sociedad del capitalismo, heredad evolucionada de la sociedad feudal, sigue basada en la plusvalía que genera la explotación productiva de los recursos humanos físicos e intelectuales, lograda bajo el liderazgo de quienes alcanzan a hacerse y mantenerse como dueños de los medios de producción, en general, con la propiedad y la autoridad sobre la generación multiplicación del capital, también es igual de cierta la verdad que nos muestra que el proceso de evolución contemporánea a través del que se conduce el capitalismo demanda la formación cada vez más avanzada de los recursos humanos, a la par que evolucionan los avances tecnológicos y la operación de las máquinas de esta generación de altas tecnologías.
En este estadio del capitalismo, la formación del sujeto humano en los niveles especializados demandados para convertirlos en tecnólogos profesionales acondicionados para ejercer en cualquier sector de la producción, constituye un reclamo básico del sistema, es de prioridad urgencial en la gerencia de recursos lógicos necesarios para completar la racionalización al buscar la optimización de la productividad.
Las universidades y demás instituciones de formación de los recursos humanos reclamados cada vez en proporción que deje satisfecha la demanda de un capitalismo que se formaliza y afina cada vez más en el quehacer productivo nacional dominicano, vienen cumpliendo un rol de preparadores, como lo hacen las fincas de talentos que se buscan para ser servidos en las Grandes Ligas del negociado del beisbol profesional.
Una marcada diferencia, sin embargo, se verifica entre los métodos de las administraciones de las fincas auspiciadas por el negociado de las Grandes Ligas del beisbol norteamericano y aquellas academias de preparadores de talentos para el negocio del capitalismo dominicano.
Mientras el negociado de Grandes Ligas invierte con conciencia capitalista en el financiamiento de la formación de los talentos propuestos para servir en sus equipos de competencia, en República Dominicana, el negociado capitalista encabezado por la administración de El Estado, sigue proponiéndose tronchar la formación masiva de recursos humanos, sin darse cuenta de que en la medida que limita su número, encarece su costo, restringe el crecimiento colectivo de la masa capaz de convertirse en un recurso de alto rendimiento, es decir, de alta capacidad de producción para respaldar al capitalismo de negocios avanzados que apenas anuncia sus amagos en nuestra sociedad de primitivas limitaciones caracterizadas por la pobreza en la formación disponible para el desarrollo colectivo de recursos tecnológicos capaces de satisfacer demandas mayores y de altos rendimientos.
Limitar el ingreso de estudiantes a la Universidad Estatal, mediante impuestos, tasas, tarifas. dificultades administrativas, limitaciones de servicios académicos, limitaciones de ofertas, restricciones a las facilidades conquistadas anteriormente como las de alimentación, manutención, orientación, etc., no pasa de ser una muestra del atraso ideológico, de la mentalidad esclavista de aquellos que aun no superan el estadio de las plantaciones agrícolas sólo servidas en su imaginación como sacrificio de braceros importados desde el Africa sin más idea que la de una explotación primitiva de bajos rendimientos tecnológicos. No alcanzan a comprender que el afinamiento de su maquinaria capitalista se vuelve mucho más eficiente en la medida que es constantemente afinada y especializada. Lo peor es que muchos de los mismos esclavos no perciben ellos mismos que con sus esfuerzos financian su propia capacitación.
Es así como en cualquier país del mundo del capitalismo avanzado, abundan las universidades en las que se ofrecen oportunidades extraordinarias para facilitar el acceso de los jóvenes que se propongan formar parte del entramado tecnológico dirigido a la producción de bienes y servicios, desde universidades en las que El Estado les financia toda clase de gastos, desde alimentación, vestido, salud, matrículación, etc., hasta facilidades de vivienda y otros beneficios, muchas veces hasta completar los máximos grados de las programaciones académicas, conscientes de que son recursos nacionales para la producción nacional, para el crecimiento nacional de su propio capitalismo.
República Dominicana lo hace a medias, es cierto, con limitaciones propias de su estado de subdesarrollo, no obstante, hoy se levantan voces, acciones y actitudes de mentalidades recalcitrantes, tanto desde fuera como desde dentro de la mismísima Academia Estatal, la Universidad Autónoma de Santo Domingo, desde donde se impulsan actitudes, actos y de efectos retrógrados, azuzando para que la educación universitaria pública sea recargada como modo de limitación a las oportunidades de ingreso de estudiantes que sin el auxilio oficial no podrían acceder a la formación que los convierta en eficaces agentes aptos para la optimización del tren productivo nacional.
Lo peor es que muchos son propios profesores que hoy pueden servir como tales, gracias a la existencia de esa educación administrada por El Estado, los que abogan ferozmente por la penalización de esa educación que con justeza les permitió acceder a su formación, peor aun, muchos son los propios estudiantes, muchos de los cuales no alcanzan a deshacerse de la mentalidad de esclavos, que aun no llegan a comprender que ya sus padres pagaron sus estudios por adelantado. Es de vieja fecha el comentario que sugiere que muchos profesores arman trabas contra los estudiantes a los que miran como impostores que vienen a relevarlos de sus puestos profesionales a destiempo.
Son los incapaces de concebir que el nuevo estadio del capitalismo demanda recursos humanos cada vez mejor formados, especializados en las tecnologías que les permita sacar el mayor provecho de las máquinas y las energías convertidas a partir de procesos de ciencias avanzadas, son los nuevos analfabetos que aun no logran dar el salto hacia los nuevos paradigmas que conducen a procesos de producción donde los recursos humanos están obligados a hacer valer cada vez más sus capacidades mentales y a contribuir con sus aportes al nuevo proceso que conduce el mismo capitalismo que se proponen defender pero que no alcanzan a concebir como un paradigma que evoluciona y que parece tragárselos a ellos mismos.
La Universidad Autónoma de Santo Domingo, debe ser abierta, absolutamente financiada por El Estado, así como las necesidades básicas de sus estudiantes, sometida a un profundo enderezamiento de su rendimiento mediante un proceso de reingeniería que incluya la convertir sus métodos y prioridades académicas en instrumentos válidos para alcanzar la calidad requerida en sus productos, la gerencia funcional de sus recursos económicos, la re-evaluación, actualización, modernización y racionalización de todas sus propuestas académicas, racionalización y modernización de todos sus procesos administrativos, en fin, que dicho centro sea reconvertido en un instrumento de desarrollo humano y de transformación social de nuestra educación dirigida al desarrollo nacional, libre de trabas, libre de más impuestos, tasas y otras obligaciones más allá que las generadas por la masiva sociedad económica dominicana que la financia con la plusvalía y demás impuesto indirectos que generan los aportes de su fuerza laboral. Lo demás sería torpeza ideológica de los teóricos y actores mediáticos, de pobres pensadores atrasados del capitalismo.

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