LO BUENO Y LO MALO DE LAS PROPUESTAS
LA DEMOCRACIA ES LA FUERZA QUE IMPULSA EL ORDENAMIENTO DEL EQUILIBRIO, LA JUSTICIA, LA PAZ Y EL CRECIMIENTO COLECTIVO DE LA VIDA EN SOCIEDAD
LO MALO Y LO BUENO DE LAS PROPUESTAS POLÍTICAS
La utilidad de los sistemas que ordenan la sociedad en función de las necesidades colectivas, están sujetos a la concepción de propósitos imaginados o supuestos por quienes alcanzan la madurez, primacía, poder, confianza y respeto del conjunto objeto de control.
Según las circunstancias históricas, geografía y biología social, convendrán los asociados en la oportunidad mejor ajustada a cada entorno. Así serán útiles en su momento, organizaciones tribales, matriarcal, patriarcal, imperial, monárquica, dictatorial, parlamental, representativa, etc....
Los vanos criterios de valoración sobre bueno y malo, solo adquieren sentido cuando su equivalencia alcance para decidir sobre aquello que favorece la existencia permanente de la sociedad y la consecución de los fines que impulsan y sustentan esa permanencia, segura, estable, rumbo al natural perfeccionamiento humano. Esta ruta de pensamiento nos conduce a recordar que con respecto a los criterios aplicados en nuestra sociedad occidental sobre las conveniencias que favorecen los fines de la Democracia o Sociedad que se rige tomando en cuenta criterios de todos los individuos que conforma nuestra sociedad (siguiendo criterios y técnicas de representación funcionales), las Partes o Partidos en las que se congregan las propuestas políticas de las distintas colectividades, pueden hacerse representar siguiendo múltiples rutas. Así que en nuestras prácticas comunes, esas Parcialidades, Partes o Partidos, suelen organizarse por cuenta propia o siguiendo un libreto de aplicación generalizada. Hoy, las Partes que buscan representarnos, se debaten entre derechos, deberes, conveniencias, oportunidades y demás variables alegables, como regulación y ordenamiento del método que ha de preseleccionar las distintas propuestas partidarias. Cualquiera de los métodos en pugna, puede ser clasificado como bueno lo mismo que como malo, siempre dependiendo de cuan conveniente y oportuno será el que haya de cumplir con la voluntad y propósitos más sanos de la sociedad, según las metas imaginadas y propuestas con franqueza y sanidad humana, si fueran estos valores concebidos en los propósitos iniciales, como parte del proyecto de perfeccionamiento humano de nuestra sociedad. Cualquier método, materialmente viable, sería válidamente razonable si la finalidad demostrada sigue al cultivo de los valores de nuestras tradiciones y más limpias aspiraciones como sociedad.
LO MALO Y LO BUENO DE LAS PROPUESTAS POLÍTICAS
La utilidad de los sistemas que ordenan la sociedad en función de las necesidades colectivas, están sujetos a la concepción de propósitos imaginados o supuestos por quienes alcanzan la madurez, primacía, poder, confianza y respeto del conjunto objeto de control.
Según las circunstancias históricas, geografía y biología social, convendrán los asociados en la oportunidad mejor ajustada a cada entorno. Así serán útiles en su momento, organizaciones tribales, matriarcal, patriarcal, imperial, monárquica, dictatorial, parlamental, representativa, etc....
Los vanos criterios de valoración sobre bueno y malo, solo adquieren sentido cuando su equivalencia alcance para decidir sobre aquello que favorece la existencia permanente de la sociedad y la consecución de los fines que impulsan y sustentan esa permanencia, segura, estable, rumbo al natural perfeccionamiento humano. Esta ruta de pensamiento nos conduce a recordar que con respecto a los criterios aplicados en nuestra sociedad occidental sobre las conveniencias que favorecen los fines de la Democracia o Sociedad que se rige tomando en cuenta criterios de todos los individuos que conforma nuestra sociedad (siguiendo criterios y técnicas de representación funcionales), las Partes o Partidos en las que se congregan las propuestas políticas de las distintas colectividades, pueden hacerse representar siguiendo múltiples rutas. Así que en nuestras prácticas comunes, esas Parcialidades, Partes o Partidos, suelen organizarse por cuenta propia o siguiendo un libreto de aplicación generalizada. Hoy, las Partes que buscan representarnos, se debaten entre derechos, deberes, conveniencias, oportunidades y demás variables alegables, como regulación y ordenamiento del método que ha de preseleccionar las distintas propuestas partidarias. Cualquiera de los métodos en pugna, puede ser clasificado como bueno lo mismo que como malo, siempre dependiendo de cuan conveniente y oportuno será el que haya de cumplir con la voluntad y propósitos más sanos de la sociedad, según las metas imaginadas y propuestas con franqueza y sanidad humana, si fueran estos valores concebidos en los propósitos iniciales, como parte del proyecto de perfeccionamiento humano de nuestra sociedad. Cualquier método, materialmente viable, sería válidamente razonable si la finalidad demostrada sigue al cultivo de los valores de nuestras tradiciones y más limpias aspiraciones como sociedad.
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