LA DEMOCRACIA ES LA ESPADA DE LA LIBERTAD
Para El Hombre, el ejercicio de la libertad es consustancial con su ejecicio vital, el hombre precisa de su libertad para salir a recolectar frutos, cazar, reproducirse, recorrer distancias y valerse a tiempo de los resultados de esos afanes primarios.
La Democracia, como sistema de organización social, en su estadio superior, pretende asegurar que todas las oportunidades de ejercer la libertad de vivir y ser, estén garantizadas para el hombre que es parte de una colectividad que lo acepta, lo reconoce, lo protege, y le sirve de plataforma para su desarrollo.
Todo esto implica limitaciones y sacrificios particulares, propios de la naturaleza instintiva de la biología humana. No obstante, el consenso, la negociación de lo racional para organizar lo biológico, lo instintivo, dentro de un equilibrio dinámico y moderador de "lo normal", dá origen a "la norma", la norma o ley.
La Ley nos conduce a la organización social, la organización social busca encontrar la vía más eficiente que nos dirija hacia la consecución del bien colectivo o a la satisfacción social de todos los miembros que son parte de la organización.
La organización de la sociedad human en Estados, ha venido refinando cada vez más eficientemente las virtudes de los métodos propuestos para el logro de esos fines dirigidos a la satisfacción colectiva. Ha costado el derrumbamiento de muchos óbices y paradigmas refractarios, pero el avance histórico es innegable, en busca de ese equilibrio,
No obstante, es mucho, -muchísimo-, lo que resta por lograr, y muchas, muchísimas, las fuerzas que lo resisten a sangre y fuego. La Democracia Política, como paradigma de organización de El Estado moderno, procura, repito, servir como frente de batalla para lograr el equilibrio de las oportunidades de participar en el diseño de los modos de vida propios, de los modos de ejercer sus libertades y derechos ciudadanos, de las maneras acordadas para cumplir sus deberes y obligaciones personales y colectivos.
La Fuerza de la Democracia es la fuerza que porta la espada de la defensa de esos derechos ciudadanos colectivos y personales, que cuidan, protegen, promueven y delimitan unos y otros.
La Fuerza de la Democracia es el Dique que contiene la avalancha de lo irracional, de lo bruto, del primitivismo de los instintos cavernarios dirigidos por el egoismo cultivado por las necesidades biológicas primarias, no cultivadas por la razón de la selección optimizadora, sino por los reductos retrasados de la antropomorfía biológica, que aún encuentran resquicios para su asentamiento social, como restos genéticos de la evolución Darwiniana.
La Fuerza de la Democracia es la que impulsa la evolución de los cambios de organización social que nos dirigen con pasos cada vez mejor afirmados a lograr la conformación de un Estdo de Derechos, deberes y Obligaciones colectivos, dinamicamente estable, auto-regulado, posible y perfectible.
La Democracia, como sistema de organización social, en su estadio superior, pretende asegurar que todas las oportunidades de ejercer la libertad de vivir y ser, estén garantizadas para el hombre que es parte de una colectividad que lo acepta, lo reconoce, lo protege, y le sirve de plataforma para su desarrollo.
Todo esto implica limitaciones y sacrificios particulares, propios de la naturaleza instintiva de la biología humana. No obstante, el consenso, la negociación de lo racional para organizar lo biológico, lo instintivo, dentro de un equilibrio dinámico y moderador de "lo normal", dá origen a "la norma", la norma o ley.
La Ley nos conduce a la organización social, la organización social busca encontrar la vía más eficiente que nos dirija hacia la consecución del bien colectivo o a la satisfacción social de todos los miembros que son parte de la organización.
La organización de la sociedad human en Estados, ha venido refinando cada vez más eficientemente las virtudes de los métodos propuestos para el logro de esos fines dirigidos a la satisfacción colectiva. Ha costado el derrumbamiento de muchos óbices y paradigmas refractarios, pero el avance histórico es innegable, en busca de ese equilibrio,
No obstante, es mucho, -muchísimo-, lo que resta por lograr, y muchas, muchísimas, las fuerzas que lo resisten a sangre y fuego. La Democracia Política, como paradigma de organización de El Estado moderno, procura, repito, servir como frente de batalla para lograr el equilibrio de las oportunidades de participar en el diseño de los modos de vida propios, de los modos de ejercer sus libertades y derechos ciudadanos, de las maneras acordadas para cumplir sus deberes y obligaciones personales y colectivos.
La Fuerza de la Democracia es la fuerza que porta la espada de la defensa de esos derechos ciudadanos colectivos y personales, que cuidan, protegen, promueven y delimitan unos y otros.
La Fuerza de la Democracia es el Dique que contiene la avalancha de lo irracional, de lo bruto, del primitivismo de los instintos cavernarios dirigidos por el egoismo cultivado por las necesidades biológicas primarias, no cultivadas por la razón de la selección optimizadora, sino por los reductos retrasados de la antropomorfía biológica, que aún encuentran resquicios para su asentamiento social, como restos genéticos de la evolución Darwiniana.
La Fuerza de la Democracia es la que impulsa la evolución de los cambios de organización social que nos dirigen con pasos cada vez mejor afirmados a lograr la conformación de un Estdo de Derechos, deberes y Obligaciones colectivos, dinamicamente estable, auto-regulado, posible y perfectible.
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