EL ESTADO COMO PARADIGMA DE SOLVENCIA
EL ESTADO, como garante de las calidades éticas del comercio, fiador solidario legítimo y obligado de las responsabilidades y conducta jurídicas de su ciudadanía, tiene el deber de irradiar intensamente todas sus energías dirigidas a promover ejemplarmente la cultura de la solvencia frente a los compromisos contratados, siempre y en cada caso, pero nos queremos referir en esta ocasión, de manera especial, al Estado como cliente comercial. Es tradición arraigada en todas las sociedades, fruto de la evolución biológica del hombre, así como de los animales, que la conducta trazada y seguida por los padres, los mayores y quienes dirigen, es la conducta a imitar, es la que traza las líneas a seguir. Asi, pues, como paradigma de cliente comercial solvente, El Estado tiene la oportunidad de dirigirnos por las líneas del ejemplo, cubriendo a tiempo, y completo, a la raya, los compromisos contratados. Al expresar estas consideraciones, lejos estamos de pretender alimentar como verdad de perogrullo este desgastado grito, que no por antiguo deja de valer, sino, que estamos pretendiendo que El Gobierno se trace como una más de las líneas concebidas en los proyectos de Reforma del Estado, este concepto como paradigma de su Filosofía al formularse la idea de Estado y, en consecuencia, trace y adopte las líneas reales, viables por demás para obtener ventajas en la calidad de los objetos servidos, que conduzcan a modelar al Estado como un agente de créditos de las mejores credenciales, tanto para el crédito externo como para sus obligaciones con el comercio local, el gran comercio local así como el comercio local de menores rangos. El Estado respeta sus reglas cabalmente y exige a sus ciudadanos que las cumpla, en nombre del Estado que respalda su ciudadanía.
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